sábado, 1 de agosto de 2015

Valencia ( 3ª de la Feria de Julio ): Tarde grande de decepción.



Ficha del Festejo
Plaza de toros de Valencia. Viernes, 24 de julio de 2015. Feria de Julio. Dos tercios de aforo. Toros de Victoriano del Río (4º bis), desiguales de presentación y juego variado. Destacaron 1º y 3º que fueron aplaudidos en el arrastre.

Finito de Córdoba, silencio tras dos avisos y silencio tras tres avisos.
Morante de la Puebla, silencio tras aviso y pitos.
Alejandro Talavante, ovación con saludos y vuelta al ruedo tras petición y aviso.



Las pinceladas más artísticas de la tarde salieron de las manos de Finito, que enamoró con ese toreo de gran categoría, pero enfadó al público con un mal uso de los aceros. Abrió plaza un toro serio y bien hecho de Victoriano del Río que tuvo clase y calidad, aunque le faltó empuje. Lo recibió Finito con un puñado de verónicas armoniosas y una media pinturera. La faena de muleta, de más a menos, tuvo muletazos de gran categoría y expresión, sentidos, alguno de ellos a cámara lenta. Tras un desarme con la izquierda, mano con la que no acabó de acoplarse, la faena se vino a menos. Mal con la espada y descabello. El toro, aplaudido en el arrastre.

El cuarto fue devuelto tras blandear de las manos en varias ocasiones. Se dejó torear el sobrero, de la ganadería titular, que colocó la cara con buen estilo. A gusto estuvo Finito con él, en una labor cargada de matices, más para el disfrute del aficionado que del gran público, que se mostró con cierta frialdad. El trincherazo monumental, la belleza de un cambio de mano, la trincherilla torera… Todo con el sello de la distinción. Rompió primero al toro hacia adelante, para meterlo en la muleta y torearlo después más relajado. De nuevo estuvo desafortunado con los aceros, enfadando al público. Cayó el toro en el momento en el que sonó el tercer aviso.

La primera faena de Talavante tuvo dos partes, aunque las dos en versión original. Comenzó con las dos rodillas en tierra, sobre ambas manos, con el remate de uno de pecho, y puso la plaza a su favor. Ya de pie, Talavante templó también por los dos pitones. Fueron series cortas, pero intensas. Pisando terreno del toro y sin perder pasos. Muy enganchado el toro; muy templado siempre. Pasada esa primera parte, llegó la otra versión de este torero. Ahora versátil, toreo de cercanías y los efectos especiales propios para seguir con la gente en sus manos. Siempre muy a gusto el torero, para acabar con los cambios de mano despreciando la espada. Los efectismos finales tuvieron su recompensa en el tendido. Pero la espada dijo no y el posible premio quedó en ovación cerrada.

El sexto toro tuvo cierta pólvora. Se empleó bien en el caballo, como casi toda la corrida, y aunque no humilló cogió la muleta con mucho aire. Fue un tanto guerrillero, aplacado en principio por el temple que aplicó Talavante, sin molestar nunca al toro. De los estatuarios iniciales, pasando por dos series por ambas manos llevando muy toreado al toro, a la segunda parte de la faena, hubo diferencia. No desapareció el interés popular pero bajó el mando en plaza impuesto al principio y la faena, con algún enganchón, se ensució algo. Como en el otro, faena de más a menos. Pero después de lo vivido en los toros anteriores, lo de Talavante supo a gloria.

No fue la tarde de Morante de la Puebla. Con el segundo del festejo, logró lo mejor, mediada la faena, en el toreo en redondo. Se gustó mandando en la embestida del animal y dejando muletazos sobre la diestra llenos de gusto y alguno de ellos, profundidad. Faena larga, mal rematada con la espada. Con el descastado quinto nada hizo más que abreviar tras algunas probaturas. Erró también a espadas.

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