viernes, 20 de marzo de 2015

Valencia ( 9ª de la Feria de Fallas ): Cuatro orejas para El Juli y dos para Perera, que se imponen a los elementos.



Ficha del festejo: 
Cuatro toros de Domingo Hernández y dos -segundo y sexto- de Garcigrande, desiguales de volumen y cuajo, y también de juego dispar, destacando el segundo por su nobleza y el quinto por su encastada movilidad. 

Juan Serrano Finito de Córdoba: estocada atravesada (ovación tras leve petición de oreja); y pinchazo y media (silencio). 
Julián López El Juli: estocada trasera y desprendida (dos orejas); y estocada caída (dos orejas).
Miguel Ángel Perera: estocada trasera y tendida, y descabello (oreja tras dos avisos); y pinchazo y estocada trasera (oreja tras aviso).

La plaza se cubrió en dos tercios de su aforo, en tarde fría y de fuerte viento racheado.


El frío y el viento fueron una tarde más protagonistas de esta feria de Fallas que, más que en Valencia, parece estar celebrándose en la estepa siberiana. Pero hoy la voluntad y la determinación de El Juli, sobre todo, y de Miguel Ángel Perera consiguieron lo que parecía imposible: un triunfo contra los elementos, más que contra sus toros.

El lote de El Juli, que se llevó cuatro orejas en el esportón, fue una pareja de toros con muchas posibilidades, aunque limitadas siempre por ese viento que restaba toda precisión a la muleta del torero.

Con el noble segundo, el madrileño fue centrándose tanda a tanda, sin apretarse demasiado con el toro ni forzarlo en exceso, hasta conseguir en el tramo final los mejores momentos del trasteo: una redonda serie con la mano derecha y una larga sucesión de circulares de vuelta completa que provocaron la petición, y la concesión, de una excesiva segunda oreja.

Fue mucho más justo el doble trofeo que consiguió del quinto, el toro más serio y de más raza de la corrida, con el que Juli hizo un despliegue de entrega en medio de un vendaval.

Sin poder matizar ni someter lo suficiente la exigente condición del de Domingo Hernández, el diestro del madrileño barrio de San Blas se fajó sin dar nunca un paso atrás.

Su firmeza y su autoridad evitaron no sólo que el encastado animal le ganara la pelea sino que incluso se le entregara definitivamente en otro final de pases limpios y de largo trazo.

Con la mitad de premio y ante un lote más complejo, también Perera salió triunfante de la desapacible tarde valenciana. Aunque el viento y el tercero, probón y sin entrega, no le dejaron estar cómodo durante su larga faena, fue así mismo al remate de la misma cuando su obsesiva quietud y su toreo de cercanías provocaron las mayores ovaciones.

Ya con el sexto, el extremeño echó el resto para poder acompañar a El Juli en la salida a hombros, abriendo el trasteo valerosamente con las dos rodillas en tierra y pasándose así al de Garcigrande muy cerca de su figura.
Ese emocionante prólogo y otro epílogo entre los pitones fueron las fases decisivas de la faena para que se le abriera la puerta grande, en tanto su toreo fundamental ante un toro bajo de raza no tuvo demasiada entidad.
Finito de Córdoba fue el único que salió a pie de la helada plaza de Valencia, pero en su haber hay que anotar los lances y los naturales más templados y hondos de la tarde.

También con el inconveniente del viento, el veterano diestro dejó ver la vía más clásica del toreo ante su noble primero, del que, visto el criterio general para la concesión de trofeos, mereció algún premio tangible que ya le fue imposible de lograr con el reservón cuarto.

Fuente: EFE
 

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